Decía el filósofo Kant que la reacción de los espectadores es el índice de la salud moral de una sociedad.
¿Por qué no protestamos cuando nuestra Libertad o Intimidad son recortadas?
¿A qué esperamos?
¿Tenemos problemas de timidez?
¿Tendrá que volver la canción protesta de los 60 para animarnos?
¿Por qué esas ruidosas protestas que hacemos al árbitro de un partido de fútbol cuando se equivoca, no las hacemos a los políticos cuando no estamos de acuerdo con sus decisiones?
Voces tan dispares como las que siguen, reclaman más protestas:
Federico Mayor Zaragoza: “me preocupa menos el silencio de los silenciados que no pueden hablar que el de los silenciosos que pudiendo hablar, callan. Hay que conseguir un clamor popular de gente que deje de estar resignada al papel de meros espectadores de lo que está pasando. Hay que actuar frente a la monumental inercia instalada. El bien del mundo necesita del concurso de todos”.
Arturo Pérez Reverte en La Vanguardia del 2.4.06: “Vivimos anestesiados. Hemos preferido el anestésico al analgésico: no calmar el dolor, ¡sino olvidar que existe! Y por eso nos asombra tanto cuando asoma como en el 11-S, el Tsunami, el 11-M... Creemos que nuestra tranquila vida en Occidente es lo normal, ¡y es al revés!: es lo anormal. Olvidamos que, estadísticamente, lo normal es la miseria, el dolor, el hambre, la injusticia, la opresión, la guerra... La tragedia de Occidente es creer que no morimos. Y por eso vivimos mal, por eso ni luchamos. Y hay que luchar”.
Ayaan Hirsi Ali, voz valiente frente al Islam más intolerante: “Ustedes se toman la vida como si estuviera garantizada. Donde yo nací, la muerte siempre ronda. Yo amo la vida. Pero pienso trabajar duramente para proteger mis ideas. Es una guerra como otra, es la guerra de los valores”
El día que perdamos la capacidad de indignarnos ante las injusticias y de rebelarnos ante los abusos del Poder seremos totalmente vulnerables. Si anestesias a tu enemigo para que no se defienda, te aseguras la victoria y ... sin despeinarte.
¿A qué esperamos?
¿Tenemos problemas de timidez?
¿Tendrá que volver la canción protesta de los 60 para animarnos?
¿Por qué esas ruidosas protestas que hacemos al árbitro de un partido de fútbol cuando se equivoca, no las hacemos a los políticos cuando no estamos de acuerdo con sus decisiones?
Voces tan dispares como las que siguen, reclaman más protestas:
Federico Mayor Zaragoza: “me preocupa menos el silencio de los silenciados que no pueden hablar que el de los silenciosos que pudiendo hablar, callan. Hay que conseguir un clamor popular de gente que deje de estar resignada al papel de meros espectadores de lo que está pasando. Hay que actuar frente a la monumental inercia instalada. El bien del mundo necesita del concurso de todos”.
Arturo Pérez Reverte en La Vanguardia del 2.4.06: “Vivimos anestesiados. Hemos preferido el anestésico al analgésico: no calmar el dolor, ¡sino olvidar que existe! Y por eso nos asombra tanto cuando asoma como en el 11-S, el Tsunami, el 11-M... Creemos que nuestra tranquila vida en Occidente es lo normal, ¡y es al revés!: es lo anormal. Olvidamos que, estadísticamente, lo normal es la miseria, el dolor, el hambre, la injusticia, la opresión, la guerra... La tragedia de Occidente es creer que no morimos. Y por eso vivimos mal, por eso ni luchamos. Y hay que luchar”.
Ayaan Hirsi Ali, voz valiente frente al Islam más intolerante: “Ustedes se toman la vida como si estuviera garantizada. Donde yo nací, la muerte siempre ronda. Yo amo la vida. Pero pienso trabajar duramente para proteger mis ideas. Es una guerra como otra, es la guerra de los valores”
El día que perdamos la capacidad de indignarnos ante las injusticias y de rebelarnos ante los abusos del Poder seremos totalmente vulnerables. Si anestesias a tu enemigo para que no se defienda, te aseguras la victoria y ... sin despeinarte.
Otra postura negativa es la resignación. Como no podemos cambiarlas cosas, nos aguantamos. Creo que siempre hay que intentarlo. El que no lo intenta nunca sabrá el resultado que no tiene porqué ser inmediato.
La mayor insensatez es la indiferencia del rebaño.
La indiferencia, el no meterse en líos, es la forma cobarde de protegerse.
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