La posición de las personas frente al riesgo es bastante contradictoria. Por un lado, rehuimos situaciones de escaso riesgo, mientras que por otro aceptamos otras de riesgo elevado.¡Y nos quedamos tan tranquilos!
Hay incluso quien paga por disfrutar del riesgo con los nuevos deportes de Aventura.
Alarma social
La realidad es que hay delitos que producen más alarma social que otros por su especial gravedad, como acaba de ocurrir en Barcelona al ser obligada una madre a abrir la caja fuerte de su casa, bajo la amenaza de pegar un tiro a sus hijos.
Identificación
Las acciones terroristas cuando apuntan indiscriminadamente a toda la población, como ocurrió con el atentado en el Hipercor de Barcelona o en el más reciente de los trenes de Madrid, causan gran alarma social ya que todos nos identificamos como víctimas potenciales. Lo que no ocurre cuando los atentados se dirigen a objetivos concretos: policías, militares, políticos, etc. que solo causan alarma en dichos colectivos.
David Byrne, Comisario Europeo de Salud y Protección del Consumidor, inauguró una Conferencia sobre percepción del riesgo recordando a un político que vino a visitarle y le expresó su grave preocupación sobre los peligros de los alimentos modificados genéticamente. Al final de la reunión, el político encendió un cigarrillo.
Este hombre percibía los alimentos modificados genéticamente como una amenaza para la salud, aunque haya pocas o ninguna prueba del riesgo que suponen, pero parecía perfectamente feliz fumando, a pesar de la ingente cantidad de pruebas científicas sobre los peligros del tabaco.
Byrne resaltó también otras incoherencias: muchas personas se muestran más sensibles a los riesgos de viajar en avión que a viajar en automóvil, aunque, objetivamente, el viaje aéreo es bastante más seguro. O la tendencia a preocuparse más por la proximidad de una antena de telefonía móvil al hogar, que por el riesgo que implica utilizar un teléfono móvil, aunque ello suponga exponerse a una dosis de radiación electromagnética mucho más elevada.
Beneficio
Los estudios sobre la percepción del riesgo han mostrado que las personas perciben el riesgo de modo diferente, dependiendo de que sea un riesgo elegido de forma voluntaria o involuntaria, o de que se obtengan beneficios personales al asumir el riesgo.
La gente fuma voluntariamente y, así, está preparada para aceptar, o ignorar, la elevada probabilidad de un daño en su salud a largo plazo.
Mi propio teléfono móvil puede exponerme a ondas electromagnéticas, pero me es muy útil. Por otra parte, el que haya una antena de telefonía móvil próxima a mi casa no me supone un beneficio personal (el teléfono funcionará igual de bien si la antena está en otra calle).
Durmiendo con el enemigo
Para enfrentarte a un riesgo, lo primero que tienes que hacer es conocerlo y saber como minimizarlo. En la prevención de riesgos laborales se da gran importancia a la información y formación del trabajador.
La familiaridad con los riesgos puede ayudar a su aceptación o incluso a ignorarlos. Los habitantes de Nueva York no estaban familiarizados con el terrorismo, a diferencia de los de Londres o Madrid y ya no digamos si los comparamos con los habitantes del Bagdad actual.
Hay incluso quien paga por disfrutar del riesgo con los nuevos deportes de Aventura.
Alarma social
La realidad es que hay delitos que producen más alarma social que otros por su especial gravedad, como acaba de ocurrir en Barcelona al ser obligada una madre a abrir la caja fuerte de su casa, bajo la amenaza de pegar un tiro a sus hijos.
Identificación
Las acciones terroristas cuando apuntan indiscriminadamente a toda la población, como ocurrió con el atentado en el Hipercor de Barcelona o en el más reciente de los trenes de Madrid, causan gran alarma social ya que todos nos identificamos como víctimas potenciales. Lo que no ocurre cuando los atentados se dirigen a objetivos concretos: policías, militares, políticos, etc. que solo causan alarma en dichos colectivos.
David Byrne, Comisario Europeo de Salud y Protección del Consumidor, inauguró una Conferencia sobre percepción del riesgo recordando a un político que vino a visitarle y le expresó su grave preocupación sobre los peligros de los alimentos modificados genéticamente. Al final de la reunión, el político encendió un cigarrillo.
Este hombre percibía los alimentos modificados genéticamente como una amenaza para la salud, aunque haya pocas o ninguna prueba del riesgo que suponen, pero parecía perfectamente feliz fumando, a pesar de la ingente cantidad de pruebas científicas sobre los peligros del tabaco.
Byrne resaltó también otras incoherencias: muchas personas se muestran más sensibles a los riesgos de viajar en avión que a viajar en automóvil, aunque, objetivamente, el viaje aéreo es bastante más seguro. O la tendencia a preocuparse más por la proximidad de una antena de telefonía móvil al hogar, que por el riesgo que implica utilizar un teléfono móvil, aunque ello suponga exponerse a una dosis de radiación electromagnética mucho más elevada.
Beneficio
Los estudios sobre la percepción del riesgo han mostrado que las personas perciben el riesgo de modo diferente, dependiendo de que sea un riesgo elegido de forma voluntaria o involuntaria, o de que se obtengan beneficios personales al asumir el riesgo.
La gente fuma voluntariamente y, así, está preparada para aceptar, o ignorar, la elevada probabilidad de un daño en su salud a largo plazo.
Mi propio teléfono móvil puede exponerme a ondas electromagnéticas, pero me es muy útil. Por otra parte, el que haya una antena de telefonía móvil próxima a mi casa no me supone un beneficio personal (el teléfono funcionará igual de bien si la antena está en otra calle).
Durmiendo con el enemigo
Para enfrentarte a un riesgo, lo primero que tienes que hacer es conocerlo y saber como minimizarlo. En la prevención de riesgos laborales se da gran importancia a la información y formación del trabajador.
La familiaridad con los riesgos puede ayudar a su aceptación o incluso a ignorarlos. Los habitantes de Nueva York no estaban familiarizados con el terrorismo, a diferencia de los de Londres o Madrid y ya no digamos si los comparamos con los habitantes del Bagdad actual.
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