OBSERVATORIO DEL DERECHO A LA INTIMIDAD Y AL LIBRE ALBEDRÍO

martes, 18 de septiembre de 2007

CON FLEMÁTICA CALMA

En Londres, desde finales de los 70 hasta principios de los 90 los ataques del IRA se sucedieron casi cada mes. La gente moría: los compradores, los soldados, los trabajadores de la City, los turistas y hasta los caballos del Ejército. En 1991 cayó un misil en el mismo Downing Street. Pero se asumió con calma, no se iba a admitir lo más deseado por el IRA, la victoria del miedo.No se consigue absolutamente nada respondiendo tal como desean los terroristas, comportándose de manera distinta.

Lo que más quieren los terroristas es que la gente deje de utilizar el Metro.
Lo que quieren los terroristas es que los turistas se mantengan alejados del Centro.
Los terroristas quieren que los londinenses se queden en casa, que dejen de trabajar, que no lleven a sus hijos a la escuela.
Los terroristas quieren que las tiendas y los teatros sufran, que el mercado de valores se colapse, que el espíritu olímpico se desvanezca.
Los terroristas quieren que todo el mundo se sienta perpetuamente aterrorizado, que mire de reojo a todos los árabes con que se encuentre.
Nadie puede aterrorizar a Londres. Ni los bombardeos de los alemanes lo consiguieron.

Por el contrario, aunque el alcalde de Nueva York tras el atentado del 11 de septiembre trasmitió un mensaje de calma a sus ciudadanos pidiendo que la gente se ocupara de sus negocios, de llevar a los niños al parque, de ir a ver un espectáculo, etc., desafortunadamente no fue seguido (Simon Jenkins en El Periódico)

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