MÁS MIEDO, MENOS LIBERTAD

El atentado contra las Torres Gemelas fue profundamente traumático para los estadounidenses que jamás había sido atacados en su propia casa, descubriendo que ¡eran vulnerables!

El orgullo de sentirse seguros por tener unos medios defensivos impresionantes (el ejército más dotado del mundo, misiles nucleares, satélites espía, miles de agentes de la CIA, etc.) se derrumbó en 24 horas. Estas medidas defensivas carecen de eficacia para luchar contra un enemigo diferente al tradicional. Así empezó a demostrarse en Vietnam y continua demostrándose actualmente en Afganistán e Iraq y especialmente contra un puñado de suicidas organizados en células durmientes que eligen muy bien cuando y donde golpear para multiplicar sus efectos destructivos.

Aunque el Dalai Lama escribió al Presidente Bush pidiéndole una respuesta no violenta, la reacción, totalmente visceral, se plasmó en una moderna cruzada contra el terrorismo denominada "Operación Justicia Infinita", rebautizada como "Operación Libertad Duradera" que se inicia con las invasiones de Afganistán y de Iraq.

La actuación dentro del país se encaminó a convertirlo en una fortaleza similar a los castillos medievales y al control exhaustivo de toda la población para lo que se elaboró una ley antiterrorista, llamada “Ley Patriota”, que reducía drásticamente los derechos ciudadanos al mismo tiempo que dotaba de poderes excepcionales a la Policía. Ya no se trata simplemente de investigar crímenes sino prevenirlos antes de que ocurran.
Hay voces críticas que afirman que la aprobación de la Ley Patriota también se puede interpretar en el sentido de "aprovechar una crisis" para responder a ciertas necesidades presentes desde hace un tiempo.

Desde el 11 de septiembre del 2001 la seguridad se ha convertido en una obsesión en Estados Unidos. Frente a ella se acaba sacrificando cualquier otro principio. La fuerte tradición democrática empieza a dejar paso a una Autocracia o gobierno autoritario.
De un plumazo se han anulado las garantías constitucionales de 20 millones de inmigrantes.
“Muchas de las medidas que nos ha tocado implantar serán permanentes en la vida estadounidense. Para mí se trata de una nueva normalidad". (Dick Cheney, vicepresidente de Estados Unidos)

Después de seis años el balance es desastroso. Las acciones militares para acabar con los Talibanes en Afganistán y detener a Bin Laden no han tenido éxito. No se han descubierto armas de destrucción masiva en Iraq y se ha fracasado a la hora de imponer los valores democráticos acompañados de matanzas y torturas de inocentes.
En Estados Unidos, la “caza de brujas” está creando un clima dictatorial, especialmente para los musulmanes.

Pero el negocio de las empresas dedicadas a la seguridad y material de guerra no deja de incrementarse, con la privatización de la seguridad y de la guerra.


“Vine a Estados Unidos porque oí que en este país existía una gran libertad. Cometí un error al elegir Estados Unidos como una tierra de libertad, y es un error que en el balance de mi vida ya no puedo compensar” (Albert Einstein)