· Riesgo de que sean utilizados comercialmente para beneficio ajeno y encima seamos molestados con publicidad a nuestro nombre.
· Riesgo de uso delictivo para estafas bancarias, suplantación de identidad, chantaje, secuestro por mafias, …
· Riesgo de que sean utilizados en nuestra contra por la policía o servicios de inteligencia que nunca tendrán suficiente control democrático y riesgo de su utilización por un futuro gobierno antidemocrático.
A la hora de ceder nuestros datos tenemos que tener muy claro que nunca tendremos la seguridad total de a donde acabarán yendo a parar, ni para qué acabarán siendo utilizados, por lo que siempre hay un riesgo potencial que nos obliga a valorar suficientemente si con ello obtenemos algún beneficio que nos compense y si podemos recuperar su control. Esto no debe volvernos paranoicos pero si prudentes.
Los datos que damos pueden ser robados o vendidos por un funcionario o empleado infiel o ser utilizados con una finalidad diferente. Cuando entregamos nuestros datos nos han de ofrecer suficiente confianza de que serán tratados en nuestro beneficio y almacenados con suficiente seguridad. La tecnología moderna facilita la suplantación electrónica de nuestra identidad, también la difusión de información perjudicial (Registros de morosos)
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