Como empieza a ser habitual, la pasión por la videovigilancia produce noticias a diario que iré resumiendo como si se tratara de la cartelera cinematográfica.
· Una pareja atracaba en los Cajeros cubiertos con un casco de moto para evitar
ser identificados por las cámaras. Tuvieron que ser detenidos como siempre se ha hecho: montando un dispositivo de vigilancia con agentes de paisano. Como ya se ha informado, los etarras que atentaron recientemente en los juzgados de Getxo llevaban los rostros cubiertos con capuchas y tuvieron que ser identificados gracias al ADN.
· “La videovigilancia no acaba con los robos a comercios”, es la conclusión de un estudio realizado por Pimec Comerç y la Fundació Barcelona Comerç por lo que reclaman más policía en las calles.
· Cámaras frente a porteros: aumenta la moda de instalar cámaras en las comunidades de vecinos, medida claramente desproporcionada y que como quedó demostrado en el asalto sufrido por una familia en Barcelona, no siempre es eficaz.
· El que no corre, vuela: Unos narcos de Málaga disponían de videovigilancia para controlar la llegada de la policía.
· El Metro de Sevilla tendrá 220 cámaras de videovigilancia, según informa el ABC de 15 de noviembre pasado.
· 150 taxis de Sevilla ya llevan videovigilancia además de mampara de seguridad. Los de Valencia, como consecuencia de la muerte de un taxista en un atraco en Aldaia, también llevarán cámaras.
· Un robot de vigilancia desarrollado en Japón reconoce las caras de los delincuentes más buscados entre la multitud y avisa a la policía. ¡Otro juguete de doble uso!
· La Dirección del Hospital Sant Bernabé de Berga (Barcelona) instala una cámara oculta en el vestuario de las empleadas, con la finalidad de descubrir quién acosaba a una de ellas. Tras el escándalo, han dimitido varios directivos. ¡Increíble!
· “No le peguéis más, aquí hay cámaras”. Según consta en el Informe de Amnistía Internacional “Sal en la herida” sobre abusos policiales, Lucian Padurau detenido el 27 de julio de 2006 a la puerta de su casa, en Barcelona, por cinco agentes de los Mossos d’Esquadra, fue golpeado en la misma calle al detenerlo y en vehículo de la policía mientras era trasladado a la comisaría. Los agentes continuaron golpeándolo hasta que llegaron a la comisaría, donde un agente de servicio en ella les advirtió: «No le peguéis más, aquí hay cámaras». Por una vez y sin que se pueda generalizar, las cámaras han cumplido una función insustituible.
Frente al abuso de la Videovigilancia, ¡ACTÚA YA!
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