OBSERVATORIO DEL DERECHO A LA INTIMIDAD Y AL LIBRE ALBEDRÍO

sábado, 21 de febrero de 2009

NO ES ESO

Aunque la acción sancionadora de la Agencia Española de Protección de Datos es intensa, eficaz, contundente y necesaria, su política está guiada (y probablemente limitada legalmente) por una idea “políticamente correcta” y poco ambiciosa: la de limitar la recogida y tráfico de datos personales. En el caso de la Videovigilancia no podía ser diferente, de ahí que su extensión parezca irrefrenable debido a las múltiples excepciones legales e interpretativas.
Hecho en falta una idea mucho más radical que guíe a nuestros legisladores y a la propia Agencia, con el fin de reducir al mínimo conveniente la videovigilancia omnipresente.

Cuando se trata de temas menores, como puede ser el urbanismo, la moderación y el consenso a fin de conjugar los múltiples intereses presentes es lo correcto, pero no así cuando están en juego Derechos Fundamentales como la Intimidad. En estos casos, es preciso ser más radicales. Para ello, nuestra escasa Cultura sobre la Intimidad debería elevarse para presionar con eficacia y exigir a nuestros legisladores y gobernantes más radicalidad.

Día a día la Videovigilancia se extiende por nuestra Sociedad como una mancha de aceite, debido a que es una tecnología barata y cómoda, en comparación con los vigilantes humanos. No nos engañemos, la Videovigilancia es un ahorro económico y poco más. Por el contrario, la Videovigilancia se justifica únicamente en situaciones excepcionales, cuando protege nuestros derechos, como es el caso de las comisarías de policía para evitar malos tratos a los detenidos, y para incrementar los beneficios económicos del que la instala. Además, está eliminando puestos de trabajo.
Me imagino, sin jugar a ser Julio Verne, el día en que todas las redes locales de cámaras estén conectadas y alguien, con superpoderes y no siempre con buenas intenciones, pueda realizar búsquedas con la imagen de una persona, para trazar su rastro y localizarla instantáneamente en cualquier rincón del planeta.


Como dice la canción de Lluis LLach: no es eso, compañeros no es eso por lo que hemos luchado tanto.
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