Cometer errores es muy humano. Continuamente cometemos errores con mayor o menor trascendencia. Los errores nos igualan pero la respuesta que damos al error, nos diferencian y mucho a unos humanos de otros.
En muchas ocasiones, un error que puede crear un problema a los demás, queda minimizado por una rápida actuación y disculpa. Este esfuerzo nos vendrá exigido al ponernos en lugar de la víctima del error ajeno.
Cuando los errores provienen de algún servicio público como la Sanidad o la Justicia, en que los trabajadores son servidores públicos pagados entre todos, las consecuencias pueden ser graves y la falta de empatía de los funcionarios, absolutamente reprobable.
Dos noticias, nos muestran hasta que punto un error inicial puede agravarse por la indiferencia de los que podrían minimizarlo y se limitan a actuar como asépticas máquinas cumpliendo formalmente su cometido.
La primera noticia ocurrió en España y nos la cuenta El Periódico. Un ciudadano como vosotros o como yo, aparentemente fuera de toda sospecha ya que es profesor de Universidad, ha sido detenido durante 48h por un error judicial. La detención se produjo con nocturnidad en un hotel y sospecho que debido al abusivo control que mantiene la policía española sobre los hoteles (LA ESPAÑA DE ANTES). Parece difícil entender que un delincuente buscado por la Justicia se registre con su nombre verdadero en un hotel.
Imaginémonos durmiendo placidamente en un hotel y siendo despertados bruscamente por la Policía aporreando la puerta para llevarte detenido por algo que nos has hecho.
Con un mínimo de sensibilidad tanto los policías como la jueza podían haber minimizado el error pero al contrario, se comportaron con prepotencia, como autómatas, de forma inhumana. Se merecen que la querella que anuncia la víctima les deje un buen recuerdo.
Dos noticias, nos muestran hasta que punto un error inicial puede agravarse por la indiferencia de los que podrían minimizarlo y se limitan a actuar como asépticas máquinas cumpliendo formalmente su cometido.
La primera noticia ocurrió en España y nos la cuenta El Periódico. Un ciudadano como vosotros o como yo, aparentemente fuera de toda sospecha ya que es profesor de Universidad, ha sido detenido durante 48h por un error judicial. La detención se produjo con nocturnidad en un hotel y sospecho que debido al abusivo control que mantiene la policía española sobre los hoteles (LA ESPAÑA DE ANTES). Parece difícil entender que un delincuente buscado por la Justicia se registre con su nombre verdadero en un hotel.
Imaginémonos durmiendo placidamente en un hotel y siendo despertados bruscamente por la Policía aporreando la puerta para llevarte detenido por algo que nos has hecho.
Con un mínimo de sensibilidad tanto los policías como la jueza podían haber minimizado el error pero al contrario, se comportaron con prepotencia, como autómatas, de forma inhumana. Se merecen que la querella que anuncia la víctima les deje un buen recuerdo.
Actualización. El pasado 15 leemos en El Periódico que este profesor denunciará ante el Tribunal Superior de Justícia de Catalunya y ante el Consejo General del Poder Judicial a Mercedes Arbós, jueza sustituta de Cornellà. También actuará civilmente contra los Mossos d'Esquadra que lo arrestaron por un fallo informático. Esperemos que la suerte le acompañe a este valiente profesor en ese proceloso océano que es la Justicia.
Parece una buena ocasión para que CARLOS Jiménez Villarejo, Presidente del Comité de Ética de la Policía de Catalunya, justifique la existencia de este organismo con hechos y no con artículos propios de unos Juegos Florales.
Parece una buena ocasión para que CARLOS Jiménez Villarejo, Presidente del Comité de Ética de la Policía de Catalunya, justifique la existencia de este organismo con hechos y no con artículos propios de unos Juegos Florales.
La segunda noticia nos viene del Reino Unido y también nos la trae El Periódico. En este caso, las consecuencias para la víctima son bastante más graves. También la víctima ha sido un ciudadano honorable que paga sus impuestos y espera que los servicios públicos funcionen suficientemente bien.
Este ciudadano es detenido acusado de ser un pederasta ya que consta que con su tarjeta se pagó sexo infantil en Internet. De nada sirvió que clamara su inocencia a los cuatro vientos pues ya se sabe que es habitual que los culpables lo hagan. Su mundo se hundió repentinamente: fue despedido del trabajo, sus padres y algunos de sus hermanos cortaron la relación con él sin concederle ni el beneficio de la duda. Ante la lentitud de la Justicia tomó la iniciativa y descubrió que alguien había obtenido el número de su tarjeta de crédito y suplantado su identidad. Por fin la pesadilla ha terminado pero otros en su lugar se han suicidado.
¿Algo habrán hecho? La realidad pura y dura es que nos puede pasar a todos nosotros mientras tengamos policías y jueces prepotentes e inhumanos. Tenemos trabajo porque haberlos, haylos.
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