
Me he dado cuenta de que los norteamericanos no están ya interesados en la política, sino deseosos de abdicar de sus deberes como ciudadanos y entregárselos a los expertos, que supuestamente actúan en nuestro nombre pero en realidad lo hacen, en primer lugar, para conservar su puesto, y después para servir los intereses de las grandes fortunas.
Los norteamericanos ya no son ciudadanos. Como entidades políticas, son seres durmientes, desde un punto de vista moral, y no quieren ser despertados, quieren solamente que se les permita seguir llevando la vida que llevan –trabajando,
comprando, enriqueciéndose a expensas de los pobres y de nuestro propio futuro.
No es una imagen agradable.
Son declaraciones de Richard Ford, novelista estadounidense, en La Vanguardia de hoy. Pone el dedo en la llaga. Todo esto, como casi todas las tendencias que allí se originan, nos acaban llegando. ¿Los españoles todavía somos ciudadanos?
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