Es una palabra que nos recuerda temores, miedos o pánicos ajenos pero que gracias a nuestros estupendos dirigentes podemos olvidar con rapidez ya que continuamente prometen ofrecernos dosis interminables de Seguridad.
Esta palabra tiene poderes mágicos ya que cuando se utiliza para justificar medidas incómodas, indignas o que recortan las libertades o la intimidad, anula cualquier protesta o incluso la reflexión de la ciudadanía sobre su oportunidad y proporcionalidad, sirviendo de bálsamo que facilita de forma increíble que nos “den” de forma indolora, sin placer alguno y con total resignación.
Nos están vendiendo Seguridad a cambio de Libertad. ¿Qué pasará cuando descubramos que no tenemos ni Seguridad ni Libertad?
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