OBSERVATORIO DEL DERECHO A LA INTIMIDAD Y AL LIBRE ALBEDRÍO

domingo, 6 de septiembre de 2009

LA POlÍTICA, LA FÍSICA Y LA DURA REALIDAD

Hoy me he levantado inspirado y a base de generalizar y simplificar, lo que siempre implica ser injusto y cometer equivocaciones, voy a hacer un intento de explicar como creo que funciona la política real y porque es imprescindible que participemos activamente..

Como sabemos, la Política es la gestión de lo Público mientras que la Física es una respetada ciencia que intenta explicarnos el funcionamiento del mundo material.
Por ejemplo, la Física nos explica que cualquier objeto está sometido permanentemente a diferentes fuerzas. Que el objeto no se mueve cuando las fuerzas se contraponen logrando un equilibrio. Que el objeto está en movimiento cuando una de las fuerzas vence a las otras y lo arrastra en su dirección, hasta que finalmente actúe otra fuerza haciendo que vuelva al reposo o cambie de dirección, ya que una fuerza vence a otra cuando su magnitud o “tamaño” es mayor. ¡Es la guerra de las fuerzas!

Entonces, ¿qué relación puede haber entre la Política y la Física? El símil me parece evidente: nuestros políticos se mueven como cualquier objeto material, en base a fuerzas (se suelen llamar “presiones”), a las que están sometidos permanente, ya antes de alcanzar el Cargo de Alcalde, Ministro o Presidente.

Fuerzas que actúan sobre un político
Parece una realidad que desde hace años la fuerza ideológica de los políticos ha ido disminuyendo constantemente, y cada vez, las diferencias entre Conservadores/Derecha y Progresistas/Izquierda, son poco relevantes. Cada vez esperamos de ellos menos revoluciones y más gestión eficiente.
Por otra parte, la fuerza de la honestidad, ni aumenta ni disminuye, está y no está. O sea, más bien es un deseo que todos formulamos hipócritamente, sin pararnos a pensar ¿qué haríamos si estuviéramos en el mismo lugar del político? Se demuestra totalmente insuficiente seleccionar a los políticos por su historial virginal pues el Poder corrompe al más Santo. Siempre ha sido así, y parece que siempre será así. Es un principio tan universal como las leyes de Newton.
Además de estas fuerzas “internas”, el político está sometido a poderosas fuerzas “externas” que finalmente son las que decidirán su trayectoria. En teoría no debería haber más que las fuerzas de la ciudadanía pero la realidad demuestra que siempre están muy presentes las fuerzas que ejercen los poderosos grupos económicos que están presentes en cualquier asunto público (no olvidemos a los grandes conglomerados empresariales de la Prensa que monopolizan las noticias que nos llegan, junto con la Prensa pública que es la voz de su amo).

La dura realidad
¿Qué fuerza resulta vencedora? Ingenuamente podemos pensar que la más importante de estas fuerzas es la de la ciudadanía y nos desgañitamos exigiendo honestidad a nuestros políticos. Es como pedir peras al olmo, o sea pedir lo imposible.
La dura realidad diaria nos demuestra que aunque su potencial es inmenso, generalmente la presión ciudadana no actúa o lo hace de forma muy débil o ineficaz, y por el contrario, son las eficaces fuerzas de los grandes grupos económicos, actuando en la sombra, las que determinan la trayectoria que más beneficios les reporta, lo que explica la mayoría de noticias que recibimos a diario pero no acabamos de entender en toda su extensión.

Las fuerzas de los grupos económicos
Por definición, sabemos que una empresa capitalista tiene una sed insaciable de beneficios y para conseguirlos utilizará todos sus fuerzas (legales, alegales e ilegales) para desplazar al político de turno en la dirección más favorable a sus intereses. En algunos países llegan a tener reconocimiento legal como respetados “lobbies” ¡Es la derrota de la ética pública!
Cuando consideramos empresas con presupuestos multimillonarios, la magnitud de sus fuerzas puede llegar a ser irresistible hasta para el político más honrado.
Cuando de la decisión de un político depende que alguien pegue un pelotazo multimillonario o no rasque bola, dejarse llevar por oscuras fuerzas es la única realidad posible.
Una dirección habitual de estas fuerzas es para mover a los políticos de forma que entreguen una parte, cuanto mayor mejor, del gran pastel del multimillonario Presupuesto público mediante privatizaciones, concesiones, subvenciones, contratos, subcontratos, etc.
Cuando un político novato llega a su primer cargo importante, empezarán a actuar sobre él todo tipo de fuerzas, de forma sibilina y en la sombra, para dirigir su trayectoria y para que este se “ate los machos” y sepa cual es su modesto margen real de maniobra.
Los grupos de presión, a diferencia de cualquier ciudadano, se caracterizan por tener acceso directo e inmediato con las personas que deciden sobre sus intereses para hacerles llegar sus sugerencias, propuestas o amenaza más o menos veladas o explícitas.
¡Qué sorpresas tendríamos si las agendas telefónicas y de visitas de nuestros políticos fueran públicas! ¡Ya no digamos, si se publicaran sus conversaciones!

Un caso clarificador es el de los dos últimos alcaldes de Seseña frente al Pocero. El primero cometió todas las irregularidades necesarias para que el Pocero pudiera hacer un pelotazo histórico. El alcalde actual tiene una actitud heroica impidiéndolo que recuerda a Gary Cooper en Solo ante el peligro.

En el plano internacional ¿Qué margen de maniobra tienen Lula, Evo Morales, Chávez o Fernando Lugo de Paraguay?
La presión, nacional e internacional, a la que está sometido Chávez recuerda a la del indomable Fidel. Gobernar con éxito en estas circunstancias es una tarea heroica en nada comparable a los múltiples apoyos que recibe el dócil Uribe de Colombia.
La política internacional española está mediatizada por los intereses de nuestras multinacionales (Repsol y Cia.) que nos obligan a apoyar a dictadores sanguinarios para que puedan sacar tajada en Guinea Ecuatorial o Sudamérica para beneficio de sus accionistas que son cuatro gatos. O a defender los intereses de cuatro empresas pesqueras que están aniquilando el atún rojo. Mientras, la mayoría de la población nos avergonzamos.

Pero no debemos desanimarnos. Tenemos miles de oportunidades para participar, económica o más activamente con nuestro tiempo, en asociaciones de todo tipo que presionen con fuerza eficaz a nuestros políticos.
Las fuerzas ciudadanas en algunos casos ya han demostrado su eficacia para contrarrestar los poderosos lobbies. Nunca olvidemos la vieja frase de “El Pueblo unido jamás será vencido” que sigue siendo revolucionaria y atemorizadora de los que se han hecho ricos quedándose con parte de nuestros dineros.
Algunos ejemplos eficaces: las protestas de un grupo de vecinos para que su ayuntamiento dedique un solar a zona verde en lugar de edificar pisos en ocasiones son un éxito total, algunas de las mediáticas acciones de Green Peace, el éxito electoral de pequeños grupos nuevos que en base al “ voto inútil” rompen el monopolio existente, la generación popular de tecnología alternativa o contratecnología (software libre, programas P2P), utilizar los tribunales (la asociación Internautas recurriendo las normativas que limitan derechos digitales), las masivas protestas del “No a la guerra”, las protestas antiglobalización contra el G8 desde Seattle, la amenaza de huelga general, . . .

Todos podemos y todos debemos por nuestro propio interés ¡Seamos egoístas de verdad, coño!
¡Dejemos de frustrarnos ante la falta de honestidad de los políticos y obliguémoslos a actuar a favor de nuestros intereses!

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