Querido presidente: disculpa por la confianza, no te conozco; pero te siento tan cercano... Cada día, a diferentes horas, durante los últimos meses, con escasos descansos, un amable empleado tuyo me ha estado llamando para ofrecerme tus servicios de internet. Qué insistencia, qué amabilidad la tuya, recordándome que quieres estar ahí, a mi lado y yo, qué mal me siento, dándote calabazas, diciendo que me dejéis en paz.
Ahora estoy pensando en montar un pequeño negocio. Intentaré conseguir tu teléfono, y alguno de mis empleados te llamará para ofrecerte mis servicios. Tranquilo si no te interesan, volverán a llamarte mañana, pasado mañana, y el miércoles... y después de unos días, para que no te olvides de mí, insistiremos, por si cambias de opinión, nunca se sabe. Espero que no te moleste ese acoso. Sé que tú lo entenderás.
Este es el texto de la carta de Félix Lario al Presidente de Jazztel publicada en La Vanguardia de ayer.
Sería maravilloso que estos grandísimos dirigentes probaran su propia receta. ¿Cómo les sentaría?
OBSERVATORIO DEL DERECHO A LA INTIMIDAD Y AL LIBRE ALBEDRÍO
lunes, 8 de junio de 2009
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