Ya hemos comentado en alguna ocasión un ejemplo claro de desproporción entre fines y medios que acaba produciendo una clara violación de la intimidad:
http://intimidadviolada.blogspot.com/2007/10/la-intimidad-de-los-ciclistas.html
http://intimidadviolada.blogspot.com/2009/02/ahora-por-los-tenistas.html
Se trata de los métodos que la Agencia Mundial Antidopaje ha instaurado para luchar contra el dopaje que convierte a todos los deportistas en sospechosos y los somete su vida a un control permanente.
La Agencia Mundial Antidopaje se está convirtiendo en una nueva Inquisición. Así, estos fanáticos de la limpieza en el deporte (la anterior Inquisición pretendía la limpieza mental) han conseguido el despropósito de que el dopaje sea considerado delito y castigado con penas de cárcel. Y como hasta ahora nadie se había atrevido a pararles los pies porque la cruzada contra la química se vende muy bien (recordemos el precedente de la criminalización del uso de drogas para el disfrute del personal en general), primero impusieron controles durante las competiciones y ahora los han extendido a los periodos fuera de competición y con la amenaza de mantener las muestras durante años para volver a analizarlas con los nuevos métodos que vayan surgiendo.
Todos sospechosos
Como todos los deportistas son sospechosos, mientras los análisis no demuestren lo contrario, el que critique estos abusos es que algo esconde y esto hace callar a casi todos .
Con esta brutalidad se expresa John Fahey, presidente de la Agencia Mundial Antidopaje en La Vanguardia de ayer refiriéndose al tenista Rafael Nadal.
Jaime Lissavetzky, que además de ser el jefe del deporte en España es el representante europeo en el comité ejecutivo de la Agencia Mundial Antidopaje, aunque defiende que esta organización tiene derecho a promulgar estas normas contra el dopaje, no se atreve a meterse con Nadal pues para eso es político y prefiere seguir en la poltrona.
Muchos pensarán que las grandes figuras del deporte bien pueden sacrificarse pues para eso cobran cifras millonarias. Pero cualquier ciudadano, auque sea deportista famoso, sigue teniendo derecho al honor e intimidad.
Confiemos que los tribunales de justicia pongan las cosas en su lugar ya que un grupo de 65 deportistas ha impugnado en Bélgica ante los tribunales el nuevo código antidopaje. Se trata de futbolistas, ciclistas y jugadores de voleibol belgas que pretenden combatir la norma en los juzgados, apelando al derecho a la privacidad recogido en la Constitución del país y la Convención Europea de Derechos Humanos y Libertades Fundamentales del Consejo de Europa.
¿Qué pensaríamos si nuestras empresas nos exigieran la localización permanente?
OBSERVATORIO DEL DERECHO A LA INTIMIDAD Y AL LIBRE ALBEDRÍO
domingo, 1 de marzo de 2009
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