OBSERVATORIO DEL DERECHO A LA INTIMIDAD Y AL LIBRE ALBEDRÍO

miércoles, 26 de diciembre de 2012

¿Inteligencia o Sabiduría? ¿Smart City o Slow city?

El calificativo “inteligente” vende mucho y se emplea hasta la saciedad para todo tipo de entornos o dispositivos: edificios “inteligentes”, contadores “inteligentes”, ciudades “inteligentes”, teléfonos “inteligentes”, Administración “inteligente”, etc. La etiqueta “inteligente” (smart) parece la solución de moda para todo. 

Sobre los contadores inteligentes ya hemos comentado anteriormente. Únicamente añadir otro posible uso perverso: ¿Y si llamas al trabajo diciendo que no vas ya que estás enfermo y te quedas en casa pero tú consumo eléctrico indica que ese día no has estado en casa?

Hoy nos centraremos en las Ciudades Inteligentes que nos prometen nuestros alcaldes para que vivamos felices (¡!).
La Administración inteligente atenderá de forma individualizada a cada ciudadano, según sus necesidades y demandas concretas, mediante el empleo masivo de las tecnologías de la información. Así, la Administración inteligente llegará a ser capaz de prever y anticiparse a las demandas de los ciudadanos. Una aplicación concreta será el Ayuntamiento Inteligente que dará lugar a la Ciudad Inteligente.
Reconozco que hasta la fecha mi noción de "edificio inteligente" era bastante negativa ya que actualmente estoy "disfrutando" laboralmente de uno que sólo es medianamente inteligente (¡suerte que no es totalmente inteligente!), mientras que la idea de "ciudad inteligente" me era  bastante desconocida hasta que escuché en el Centro d Cultura Contemporánea de Barcelona a Gus Hosein. Así, esa noción incierta de ciudad futurista, ha pasado a ser la de un hibrido entre parvulario y cárcel, ambos de lujo y como es de esperar si la evolución sigue el camino ya emprendido, también imagino futuros Estados “inteligentes”.
¿Ciudades “inteligentes” o ciudades sabias? Aunque me parece respetable el concepto de "Inteligencia" creo que genera demasiadas confusiones y errores quedando muy lejos de la verdadera “Sabiduría” por lo que confío que nuestras ciudades del futuro sean más sabias que inteligentes.
Produce alarma que sin ningún debate ciudadano, nuestros queridos dirigentes non embarquen en la aventura hacia la ciudad inteligente. Recientemente Barcelona, para estar a la última en esa ridícula competición por ser el ombligo del mundo, ha acogido el Smart City Expo & World Congress. De momento parece que ya es la más inteligente de España (¡de risa!)
Como es ya habitual, las ciudades deben ser “inteligentes” para nuestro beneficio pero no olvidemos quién está detrás de este tinglado tan fashion. Se trata una vez más, de marketing promovido por las grandes empresas para agrandar su negocio (ver qué empresas pagan o participan en el citado Congreso). Si leemos la gran Prensa I, II, III y Así funciona una ciudad inteligente, todo son elogios acríticos para este maravilloso futuro lleno de ciudades inteligentes. Tampoco nos explican el coste económico de implantar las nuevas tecnologías ni cuantos parados más provocarán.
Hasta ahora el concepto de Slow City nos parece suficiente objetivo para avanzar hacia esa utopía de ciudades totalmente vivibles pero parece ser que no ofrecen suficiente negocio a los grandes mercaderes. Los habitantes de las Slow Cities disfrutan con la filosofía "slow" de pequeños placeres tales como comer, dialogar o pasear. En ellas no hay lugar para la prisa a fin de fomentar una convivencia más humana.
No es que nos opongamos al progreso sino que queremos controlar directamente ese progreso, y así evitar su lado más oscuro, para aprovechar todo lo beneficioso que pueda ofrecernos. Esta política basada en el paternalismo de “todo para el pueblo pero sin el pueblo”, decidiéndolo todo la casta política, se ha demostrado una estafa.

Algunas sombras en las ciudades inteligentes:
  • En entornos inteligentes no existe el anonimato.
  • La ciudad inteligente cambiará al ser humano.
  • El futuro será muy aburrido.
  • Se centralizan todos los datos (tráfico, actividades) En la ciudad inteligente todos los datos (tráfico, consumos, ciudadanos, servicios, etc.) estarán integrados  y centralizados en un moderno Centro de Control con look futurista. Esto contradice la ya demostrada eficacia de los sistemas descentralizados.
 En las ciudades inteligentes debería ser posible mantener no sólo la Intimidad sino también la autonomía y la libertad. Los humanos somos complejos y contradictorios: queremos libertad pero también seguridad.
En una Ciudad Sabia, las decisiones importantes y por supuesto la elaboración del Presupuesto anual, se toman entre todos los ciudadanos y los gestores del Ayuntamiento las ejecutan con total transparencia.



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