Como "quién manda, manda" y desobedecer puede resultar perjudicial, Google nos haría un gran favor no guardando nuestras datos o si los guarda que fueran anónimos o que los eliminara enseguidita. Así, los Estados se verian forzados a obligar legalmente a Google a guardar nuestros datos como ha ocurrido con las operadoras telefónicas. Aunque parezca lo mismo, hay una pequeña diferencia: a nuestros gobernantes los elegimos periodicamente, a los directivos de Google, no.
OBSERVATORIO DEL DERECHO A LA INTIMIDAD Y AL LIBRE ALBEDRÍO
viernes, 7 de diciembre de 2012
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