Javier Marías nos hace disfrutar en La Vanguardia en esta entrevista de la que destaco dos temas. Uno sobre nuestros queridos gobernantes y el sistema electoral. Otro sobre el paternalismo rampante del que acabamos de hablar.
Ya en 1985 decía que no hay que depositar grandes esperanzas en los gobiernos.
Tener entusiasmo por un gobierno viene a ser una ingenuidad o producto de la desesperación. En otro artículo propongo que haya la posibilidad en las elecciones de también votar en contra de un partido, y que, en el recuento, se le resten los votos negativos a cada formación. Sería lo más adecuado y lo más justo.
Se ocupa de describir la atmósfera de los años 80. ¿Qué hemos heredado de esa época?
Yo la llamo la edad del recreo. El valor básico era hacerse guapo, para lo cual a veces hay que ser rico. Se dio un proceso de infantilización de la sociedad que se ha coronado ahora. Ha ido a más la ausencia de responsabilidad por parte de todo el mundo ante cualquier cosa.
La gente reclama su libertad de moverse, hacer, decir, iniciar negocios, irse a sitios peligrosos y cuando les sucede algo, dicen: que el Estado me lo arregle. Pero el Estado somos los demás.
Nadie asume sus actos, nadie se responsabiliza de nada.
OBSERVATORIO DEL DERECHO A LA INTIMIDAD Y AL LIBRE ALBEDRÍO
domingo, 6 de junio de 2010
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