OBSERVATORIO DEL DERECHO A LA INTIMIDAD Y AL LIBRE ALBEDRÍO

martes, 16 de febrero de 2010

COMUNICACIÓN Y SEGURIDAD

Es un buen especialista en comunicación el que, sin faltar a la verdad, convierte un mensaje negativo en positivo. La tarea es muy fina y la disciplina está muy trabada, pero ni siempre acierta ni todos sus profesionales son brillantes, claro. Es un mal especialista en comunicación el que te considera gilipollas, se dirige a ti como a un gilipollas y, como no eres gilipollas a todas horas, te das cuenta de que te está tratando como a un gilipollas. Es el caso del gilipollas que redactó una nota para un banco español en el que dice que para mayor comodidad de los dientes no abrirán los sábados por la mañana.

Pero estas fórmulas acuñadas -para mayor comodidad, rompiendo el protocolo, los reyes son muy sencillos- funcionan. Por su seguridad es infalible. La lucha antiterrorista intenta hacer muchas cosas en nombre de nuestra propia seguridad. Los que volamos con frecuencia nos desvestimos y descalzamos entre desconocidos, pasamos por detectores de metales, en seguida cruzaremos escáneres corporales que son un sueño para voyeurs, a veces podemos disfrutar de inesperadas palpaciones... ¿Para nuestro placer?

No, por nuestra seguridad. Los que somos de carácter inseguro necesitamos esas comprobaciones porque, en el fondo, tememos llevar dentro de nosotros (no del avión) un terrorista suicida. Cuando ves que pasas todo, que no te han descubierto ninguna sustancia explosiva y que todos los líquidos que te componen son inocuos, te sientes mejor y más seguro.
Los aeropuertos están conectados por metros y autobuses, por decir sólo transportes colectivos, en los que viajan muchas personas sin esas medidas de seguridad. Qué inseguros son esos medios de transporte que no tienen escáneres, no prohíben llevar champú y admiten viajeros con cortaúñas y con navaja capadora. Y qué insensibles: hay un atentado en otra ciudad (incluso occidental, fuera de ahí no cuentan) en cualquiera de esos medios de transporte y en los de aquí no se toma ni una medida de seguridad.

Si hay esa diferencia entre el avión y los autobuses o el metro es porque el suelo y el subsuelo son más seguros que el cielo. Se ha visto que un avión en manos de terroristas suicidas es un proyectil de trayectoria imprevisible que ataca en un medio vulnerable y puede producir daños incalculables y muy televisibles. Que no sucedan cosas así tiene que ver con nuestra seguridad, pero que sucedan en otros medios de transporte y no se tomen medidas de igual rigor demuestra que no es nuestra seguridad lo que más preocupa, aunque tú seas la misma persona que viaja en metro y en avión. Así que en realidad ese su no es de nosotros tanto como de ellos.

No me importaría que a la brutalidad con la que soy tratado en los aeropuertos –como un sospechoso de terrorismo- le añadieran la sinceridad de que todas las medidas de precaución se hacen por la seguridad de las compañías de seguros, de las fuerzas de seguridad, de las autoridades políticas de mi país o de las del imperio o de todos los demás ciudadanos que no vuelan. La seguridad no me haría sentirme más seguro, pero la comunicación no me haría sentirme considerado un gilipollas.

(Javier Cuervo en el Magazine del 31 de enero)

2 comentarios:

juan dijo...

Es curioso como toda esta paranoia de la seguridad solo se da en los aeropuertos. En trenes, barcos, autobuses no existe semejante montaje. ¿ por que ?. Una bomba en un barco con 2000 pasajeros sería el equivalente a 10 aviones. ¿ será que el evión es el transporte preferido por políticos y élites ?, y les afecta directamente. El atentado mas importante habido en España fue en cercanías, pero total: solo transporta a la masa.

artesano dijo...

Juan gracias por el comentario. Sobre este tema traté el pasado 18 en MIEDO SEGURO. Es dificil de entender.