Como nueva aplicación práctica del saludable Principio de Precaución, habría que limitar, a nivel planetario, el tamaño de cualquier empresa, no únicamente para evitar situaciones de dominio de mercado, sino fundamentalmente con el fin de evitar que su inmenso poder acabe siendo una amenaza para los Estados y llegar a una suplantación del monopolio del Poder ostentado por estos (otorgado y controlado de forma democrática), por empresas impermeables a cualquier control democrático. Monsanto puede ser un ejemplo en el campo de la alimentación.
Si seguimos por este camino en la loca carrera de fusiones y opas hasta que desaparezcan la mayoría de empresas justificándose en la globalización del mercado y en la eficiencia, uno o unos pocos conglomerados empresariales serán los dueños de casi todo y su Poder será superior al de la mayoría o la totalidad de los Estados.
Es urgente volver atrás y obligar a las mayores empresas a dividirse y subdividirse todo lo que sea necesario. La supervivencia de la Democracia lo exige.
OBSERVATORIO DEL DERECHO A LA INTIMIDAD Y AL LIBRE ALBEDRÍO
jueves, 21 de mayo de 2009
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