OBSERVATORIO DEL DERECHO A LA INTIMIDAD Y AL LIBRE ALBEDRÍO

domingo, 7 de noviembre de 2010

LA HISTORIA INTERMINABLE


Hace años que los debates religiosos me aburren, por inútiles. Ahora no voy a hacer una excepción, pero la saturación papal que hemos sufrido estos días en Barcelona (¡y afortunadamente no vivo junto a la bellísima Sagrada Familia de Gaudí!) precisa de cierto desahogo para mi bienestar mental. Así, la prepotencia policial para evitar cualquier incidente ha llegado al extremo de filtrar, en plan matones de Discoteca, al público que podía presenciar el paso de la comitiva por las calles, supongo que conculcando derechos constitucionales pero los jueces y fiscales de guardia han debido estar muy ocupados en otros asuntos.

A lo largo de la Historia la mayoría de los Estados han sido liberticidas pues monopolizar el Poder siempre ha estado reñido con la Libertad individual, pero afortunadamente uno tras otro han ido desapareciendo y podemos decir aquello de que “no hay mal que cien años dure”.
Como en casi todo, aquí también hay una excepción: la de una institución nacida hace 2010 años y que impuso en medio mundo, y especialmente en España, unos valores que dirigían todos los aspectos de la vida personal pero se ensañaba en dos: el sexo y el libre albedrío.
Sobre el sexo es muy recomendable la obra del historiador alemán Karlheinz Deschner: Historia Sexual del Cristianismo.
Sobre lo segundo, un libro no ha sido suficiente y este valiente autor está publicando una verdadera enciclopedia: Historia Criminal Del Cristianismo. De momento lleva publicados 9 tomos ya que el tema es inabarcable.
Ambos lugares parece que permiten la descarga de la obra para hojearla.

Ahora, algunos empezamos a librarnos de este yugo histórico y esto duele a los intolerantes que se revuelven a la desesperada con todas las estratagemas que otorga una sabiduría secular y la colaboración de unos políticos que venderían a su madre por un voto. Pero a mí también me duelen las personas que todavía no han podido deslindar entre una religiosidad personal absolutamente respetable y una innecesaria Institución sedienta de Poder hasta el infinito.
Probablemente ningún dios precisa de intermediarios aunque muchos sacerdotes se esfuercen en demostrar lo contrario ya que les va en ello una vida de privilegios.

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