OBSERVATORIO DEL DERECHO A LA INTIMIDAD Y AL LIBRE ALBEDRÍO

sábado, 19 de mayo de 2007

VIDEOVIGILANCIA SIN REGULAR


Legislación
Las cámaras de videovigilancia tienen diferente regulación según su enfoque:

· Por un lado tenemos las cámaras, fijas o móviles, que utiliza la Policía cuyo uso está regulado desde 1997. Deben ser autorizadas por una Comisión formada por un juez, un fiscal y representantes de la Comunidad Autónoma y de los ayuntamientos.

· Por otro, las que usan los Ayuntamientos y la Dirección G. de Tráfico para regular el tráfico de las calles. Su regulación es mínima e insuficiente. No precisan autorización. Se dan casos de ayuntamientos que con la excusa de regular el Tráfico, instalan cámaras por motivos de Seguridad. Debería prohibirse que estas cámaras tengan la posibilidad de identificar personas o matrículas ya que esa no es su función.

· Por último, las que han ido colocando las empresas y particulares por todos los rincones. Carecen de regulación y por tanto de autorización, a pesar de que desde 1997 la ley ordenaba que en el plazo de un año el Gobierno elaborara la normativa correspondiente. Ante la pasividad de los Gobiernos en el tema de videovigilancia privada, el Defensor del Pueblo ha hecho oír más de una vez su voz para exigir una regulación completa y detallada, sin éxito. El Ministerio del Interior señala que el borrador de Real Decreto que empezó a desarrollarse en 2003 sigue sin avanzar significativamente.

En principio es muy importante que exista un organismo que deba conceder la autorización siempre que la solicitud esté debidamente justificada pero esto no es suficiente para que no haya instalaciones injustificables, también tiene que haber un seguimiento que compruebe que las instalaciones autorizadas están funcionando según lo autorizado. Y por último, que haya una vigilancia preventiva para evitar instalaciones ilegales como las de algunos ayuntamientos que las justifican para controlar sus edificios y o el trafico pero que realmente están siendo utilizadas para fines de seguridad saltándose el tramite de su autorización.

Considerando que la imagen es un dato personal y por tanto regulado por la legislación de Datos Personales, la Agencia de Protección de Datos ha publicado a finales de 2006 una Instrucción bastante interesante para regular la grabación y uso de las imágenes. Habrá que esperar a su aplicación. Con el fin de minimizar el impacto en nuestra intimidad, la Instrucción exige varios requisitos:

· Información: Colocar al menos un distintivo informativo ubicado en lugar suficientemente visible, tanto en espacios abiertos como cerrados identificando al responsable para poder ejercer los derechos de acceso y cancelación

· Notificación de ficheros. Todos los archivos de imágenes deben inscribirse en la Agencia.

· Seguridad de las imágenes. Se establecen medidas de seguridad y secreto para evitar el acceso a las imágenes por personal no autorizado.

¿Desaparecerán las cámaras que enfocan a las aceras?
Según la Instrucción de la Agencia, las cámaras instaladas en espacios privados no podrán obtener imágenes de espacios públicos, salvo que resulte imprescindible para la finalidad de vigilancia que se pretende, o resulte imposible evitarlo por razón de la ubicación de aquéllas.
Esta última frase es preocupante ya que según como se interprete puede justificar que las cámaras enfoquen espacios públicos. No es de recibo que con la finalidad de filmar las puertas, las fachadas o aparcamientos, las cámaras privadas acaben filmando las aceras.
Tendremos que esperar hasta que la Agencie materialice sus criterios mediante su actuación sancionadora.

lunes, 7 de mayo de 2007

CONDUCTAS INCÍVICAS


La delincuencia y el terrorismo son los ataques más graves que sufre nuestra Convivencia pero la mayoría habremos sufrido las actuaciones de gamberros, matones o pandilleros que no cometen delitos pero que también dañan la convivencia ante la ineficacia de las medidas previstas para su control.

Estoy hablando de la pandilla de jóvenes que atemoriza al barrio, que se apodera de determinadas Plazas y calles. Estoy hablando del mendigo agresivo. También me refiero a los grupos de gamberros que disfrutan molestando a todo el que les cae en gracia. Acaban provocando alarma social.
Enfrentarse a estos grupos no es fácil ya que pueden llegar a ser violentos y vengativos.

Entramos en un campo en que el castigo ya no es penal y solo queda el castigo económico o los trabajos sociales reeducadores.

Como siempre la solución es una sabia combinación de palo y zanahoria.
Zanahoria” en forma de Trabajadores Sociales que los conozcan e intenten buscarles alternativas a su comportamiento incívico. Si necesitan quemar energías se les habrá de facilitar instalaciones deportivas. Si necesitan quemar adrenalina, deportes de alto riesgo.
Palo” administrado en forma de castigos, realizando tareas comunitarias que pueden ser más eficaces que las sanciones económicas. Como siempre la reincidencia debería implicar sanciones más graves como el internamiento en Centros educativos y si todo esto no es eficaz, con privación de libertad.
En el caso de los menores de edad, los padres deberían responsabilizarse de los daños causados por sus hijos. La actuación de la Policía Municipal parece imprescindible para mantener la convivencia en estos casos.

El caso de la ciudad de Barcelona puede ser indicativo. Durante muchos años los políticos del Ayuntamiento han sostenido que las conductas incívicas se tenían que solucionar a base de campañas publicitarias. Sin castigos. Así, año tras año, se ha ido deteriorando la Convivencia de forma alarmante. Hasta se ha conseguido atraer turismo de botellón y meada en la calle. Por fin, como San Pablo, el Alcalde se ha caído del caballo, y ha descubierto América: hay que sancionar; para lo que se ha aprobado una polémica Ordenanza que, con sus virtudes y defectos, intenta garantizar la Convivencia. Pero claro, el problema surge al día siguiente de publicar la Ordenanza: ¿Quién sanciona? Publicar la Ordenanza es gratis. Tener Policía Municipal, Servicios de Recaudación y Servicios Sociales, cuesta un pastón. Así tenemos que se ponen pocas multas sobre conductas realmente incívicas (el “Top Manta” o los lateros, no lo son) y que la mayoría no se cobran.

LA SEGURIDAD ES COSA DE TODOS


No se puede hablar de delincuencia e inseguridad sin hablar de colaboración, autodefensa y solidaridad.


Colaboración con las autoridades policiales y judiciales. Nos necesitan para luchar contra la delincuencia. ¡Somos imprescindibles!
La autodefensa, sin heroicidades, puede ser muy eficaz.
También, solidaridad y socorro a la victima. Si no se ha podido evitar el daño, intentar paliarlo.

Tenemos que ser exigentes con nuestras autoridades para que nos ofrezcan la seguridad suficiente que permita la convivencia, pero no podemos convertirnos en meros espectadores. No podemos confiar en que la acción del Estado por si sola será suficiente. La pasividad y la ingenuidad no son buenas armas contra la inseguridad. Lamentablemente, al crecer nuestras ciudades y nuestro nivel de vida están apareciendo señales alarmantes de una pasividad muy preocupante.

Colaboración ciudadana
Se está perdiendo la colaboración con la Policía y la Justicia frente al delincuente.
Nos estamos volviendo pasivos, como si la Seguridad no fuera con nosotros.
Esto puede ser debido al mal funcionamiento de estas instituciones que obligan a molestias innecesarias al ciudadano colaborador y no son capaces de protegerlo con eficacia de posibles represalias.
Para eliminar reticencias, sería imprescindible que nuestra Policía y sistema judicial mimaran y protegieran a los ciudadanos que se presentan como Testigos.
El castigo del delincuente que tome represalias frente al ciudadano colaborador debería ser duro, muy duro.

Personalmente quedo muy reconfortado con la Humanidad cuando ocasionalmente me llega la noticia de que varios ciudadanos persiguieron y retuvieron a un delincuente que había dado un tirón a una mujer, hasta que llegó la policía.
Es bueno ser valiente pero a veces es mejor ser sabio. Sin necesidad de arriesgar heroicamente nuestra vida, en ocasiones, podemos anotar los datos que hemos observado, esperar a la policía para entregarlos y acudir a testificar.
Según las circunstancias, podremos seguir discretamente al delincuente en su huida y con el móvil informar a la policía de sus movimientos como hizo un ciudadano en un atentado de ETA en Madrid. No corrió más riesgo que el de ser identificado por nuestra irresponsable prensa, con los consiguientes problemas que ello le podía ocasionar. Esto demuestra que es más seguro informar anónimamente a la policía.

No debemos confundirnos, una cosa es colaborar, otra muy diferente es dedicarnos a vigilar a nuestros vecinos como se pretende en algún caso.
La obsesión que el Reino Unido sufre con la videovigilancia ya tiene forma comercial: Shoreditch TV es un canal que transmite a 22.000 hogares londinenses lo que ocurre en sus calles gracias a 400 cámaras de videovigilancia. El lema del experimento es “Combatiendo el crimen desde el sofá”. Los teledelatores podrán denunciar de forma anónima desde el sofá usando una línea caliente o un servicio de e-mail anónimo. Para completar el paquete, la policía podrá interrumpir la emisión para difundir alertas especiales.

En defensa propia
No propongo que vayamos armados como los americanos para defendernos a tiro limpio, creo que llegar a esa situación sería el fracaso absoluto de nuestro Estado. Intento dar ánimos para que opongamos la resistencia, mucha o poca, que seamos capaces. Soy consciente de que es un terreno muy delicado y que es más fácil decirlo que hacerlo pero estamos cayendo en la rendición absoluta. Con frecuencia nos llegan noticias de atracos en los que las víctimas y los espectadores se comportan como corderos que van al matadero.

¡¡¡A por ellos!!!
Desde que se produjo la rebelión de uno de los aviones secuestrados el 11 de septiembre creo que hemos empezado a tomar conciencia de nuestra fuerza.
Si somos capaces de trasmitir el mensaje a los terroristas de que “venderemos caras nuestras vidas”.
Si la actitud combativa de los afectados se incrementara, el efecto disuasorio puede ser bastante mayor que el de los RX de los controles en los aeropuertos.
Si el terrorista sabe que encontrará una férrea resistencia entre los afectados, sus planes pueden resultar inviables y quizás se lo piense dos veces.

Hace unos meses un avión es secuestrado por un individuo y desviado a Canarias. Entre la tripulación y algunos pasajeros inmovilizaron al secuestrador que tuvo que ser llevado al hospital antes que a la comisaría. Lógicamente, tuvo que explotar la tensión acumulada en las víctimas.

No hace mucho, en medio de la oleada de asaltos a domicilios que sufría Cataluña, cuatro delincuentes armados asaltan por la noche una casa en el pueblo de Sudanell (Lérida) y amenazan a toda la familia. El padre se defiende matando a dos de ellos. Los otros dos huyen. Actuó en defensa de su familia pero tuvo que contratar un abogado para defenderse y demostrarlo. Finalmente parece que no será acusado de doble homicidio.

Nuestra legislación exige tantos requisitos para admitir la “legítima defensa” que casi la hace excepcional. Si la victima se defiende es considerada culpable mientras no demuestre su inocencia. Parecemos masoquistas.

Sin llegar a admitir que todo vale para defenderse y pegar un escopetazo al primero que se acerque a nuestra casa para pedirnos un favor, si que sería urgente cambiar la legislación para considerar que el atacante en el momento que asalta un domicilio tiene todas las leyes en contra, que la víctima tiene todo el derecho a defenderse y que la Policía debe protegerle de represalias futuras.

Solidaridad con la victima
La tradicional solidaridad que había para socorrer a las victimas de accidentes o de la delincuencia también se está perdiendo. Es triste pero es así.
Desconozco el motivo pero los ricos están menos predispuestos que los pobres a ayudar. Pues sí, parece que es otra consecuencia de la riqueza mal entendida.
También ocurre que las grandes ciudades deshumanizan nuestra vida en muchas facetas incluida la de ayudar a las victimas.

Paralelamente, se incrementa hasta el vomito el espectáculo de los curiosos que no se quieren perder ni un detalle e incluso se atreven a fotografiar o filmar a las victimas (con violación absoluta de su Intimidad) para mostrarlas como un trofeo ante sus conocidos.
Nuestros insuperables periodistas también compiten por una audiencia morbosa para mostrar imágenes sangrientas, en primer plano, que ni el mismo Sam Peckinpah hubiera concebido.

No podemos quedarnos de brazos cruzados o mirar para otra parte cuando nos encontramos frente a una persona malherida.
No podemos seguir nuestro camino porque ese día, precisamente ese día, tenemos mucha prisa.
No es suficiente convencernos que ya hacemos bastante pagando impuestos para que la ayuda la presten los profesionales.

Todas estas acciones personales son de gran importancia para conseguir la ansiada Seguridad que precisamos.
No podemos ver los toros desde la barrera. Otro día, nosotros podemos ser la víctima.

A LA CÁRCEL !!!


Hay que decir bien claro que una cosa es la condena de cárcel impuesta en cualquier sentencia y otra bastante diferente el tiempo efectivo de privación de libertad (que es bastante menor debido a las concesiones de Permisos de salida o del Tercer Grado)

La ley concede a nuestros gobernantes (Administración Penitenciaria) un margen amplísimo para decidir como se lleva a cabo la pena de privación de libertad llegando en muchos casos al escándalo de acabar siendo un indulto encubierto que deja sin contenido el castigo impuesto por el Tribunal en su sentencia.

Para frenar la delincuencia no solo hay que considerar la dureza de las penas, también la seguridad de que inevitablemente se cumplirán en su totalidad. Si el delincuente tiene la esperanza de que por un motivo u otro, su pena quedará finalmente descafeinada o incluso no la cumplirá. Esta es la finalidad de la reforma del Código Penal que se hizo en 2003.

Hemos hecho (o mejor dicho nos han hecho nuestros políticos escuchando a los expertos) una ley penitenciaria pretenciosa y utópica.

Pretenciosa ya que pretende que la condena se aplique de forma individualizada a cada preso con criterios científicos (¿?) y así cada preso se clasifica en un Grado. Hay 3 grados. El Primero es el más estricto. El Segundo, el más habitual, permite que el preso tenga 36 días de permiso anuales. Y en el Tercero, solo se duerme en la prisión de lunes a jueves.
Nuestra ley también es utópica ya que pretende que nuestras cárceles reeduquen al delincuente para que cuando salga libre pueda reanudar su vida dentro de la ley y no reincida. Nunca he leído estadísticas de presos rehabilitados pero sospecho que las cifras son escasas, de lo contrario tendrían gran publicidad.
La Criminología, al igual que la Psicología o la Sociología, es un intento de entender y prever el comportamiento humano con tantos errores o más que la Meteorología.

Es público que determinados grupos de delincuentes, como los delincuentes sexuales (violadores o pederastas), la mayoría de terroristas, los miembros de mafias internacionales, etc. son de casi imposible recuperación para la Sociedad.
Sería más eficaz que los recursos reeducadores se centrasen en el resto de delincuentes, especialmente en los más jóvenes y en los que ingresan por primera vez.

Es absolutamente decepcionante para sus víctimas y para la sociedad en general que algunos presos aprovechen el permiso de salida, obtenido por su buena evolución, para volver a delinquir, y deja en muy mal lugar el trabajo de los reeducadores. Algo falla.

Muchos delincuentes, pocas cárceles
La población reclusa no para de aumentar y nuestras cárceles están muy masificadas por falta de construcción de nuevas, debido a la falta de coraje de nuestros gobernantes ante las protestas vecinales.
Tenemos 141 presos por cada 100.000 habitantes. La tendencia a construir cárceles si no lujosas, excesivamente equipadas y cómodas: la de Brians 2 (inaugurada en junio de 2007 en Barcelona) está dotada de servicios de primera categoría. Amén de los tradicionales talleres, biblioteca, enfermería, patio de recreo, aquí es posible gozar de una sala de estar, un gimnasio, una pista polideportiva y una piscina. Todo lo cual puede sonar a cachondeo, porque viene a resultar que los reclusos dispondrán entre rejas de aquello que la inmensa mayoría ni tan siquiera ha vislumbrado durante sus años de vida en libertad. (Eulalia Solé en La Vanguardia)


No es de recibo que por el hecho de que nuestros gobernantes no han sido capaces de construir más cárceles para acoger el aumento de delincuentes, ahora haya que buscar mecanismos de urgencia (permisos, etc.) para hacer sitio a los nuevos ingresos. La realidad indica que cada comarca debería tener su propia cárcel, al igual que tiene su Centro de Salud. Creo que las cárceles de tamaño reducido son menos problemáticas.

Resulta más realista y eficaz, mantener al delincuente privado de su libertad y alejado de la Sociedad cumpliendo el castigo integro impuesto por los jueces para desanimarle a reincidir y para escarmiento de los que estén tentados a cometer los mismos delitos que el estado actual en que las condenas quedan bastante minimizadas.

PLEITOS TENGAS Y . . . LOS GANES


Lentitud
Según el Consejo General del Poder Judicial en 2006, de un total de unos 8 millones de asuntos que tramitaron los juzgados españoles, la mayor parte, unos 6 millones, trataron sobre delitos penales, quedando sin resolver casi un millón para este año.
Nuestra Administración de Justicia está gravemente enferma. Parece que todos estamos de acuerdo en el diagnostico, su lentitud. También estamos de acuerdo que una justicia lenta, es poco justa. ¿Que coño estamos esperando para reanimar al enfermo?

Es fundamental para luchar contra la delincuencia, aplicar las penas lo más rápido posible. Al día siguiente en un utópico sistema judicial. La realidad es que pasan meses, o más frecuentemente años, hasta que la sentencia se ejecuta finalmente.

Casi todo está ya inventado. Solo con tomar como modelo de gestión administrativo para la Administración de Justicia el de nuestra eficaz Agencia Tributaria, tendríamos una mejora en la agilidad espectacular, pero si además se modifica la legislación promoviendo la oralidad frente a la instrucción escrita, los juicios irían veloces como el AVE (el de Madrid-Sevilla, no el de Barcelona que nos está saliendo torpón) y nuestros abogados tendrían que acostumbrarse al nuevo ritmo o perderían el tren.
Con este sistema de Justicia Rápida que ya se utiliza en temas menores, no creo que se cometieran tantas injusticias como en la actualidad. Si con posterioridad a la sentencia apareciera nueva información importante, el Tribunal siempre estará a tiempo de considerarla.

Justicia de Proximidad
También es fundamental crear, al igual que una Policía de Proximidad, una Justicia de Proximidad, integrada por personal sin formación jurídica pero con sentido común, para juzgar los delitos menores. En cada ciudad mínimamente importante o barrio de nuestras más grandes villas, debería haber unos sencillos Juzgados que juzgaran todos los delitos menores con extraordinaria velocidad. No tiene justificación práctica que unos vecinos discutan por el ruido que hace uno de ellos, se den un par de guantazos y ocupen el tiempo de nuestros Jueces o Tribunales ordinarios para acabar condenando al agresor a una multa de 300€.
El modelo ya está inventado, se trata de nuestros Juzgados de Paz que actualmente tienen unas competencias mínimas.

¿Por cierto alguien me puede justificar la necesidad de que los Registros Civiles sean competencia de los Jueces? Yo nunca lo entendí.

El Gobierno de los Jueces
No podíamos finalizar sin acordarnos del organismo encargado del gobierno de los jueces (de nombre Consejo General del Poder Judicial) y reseñar su inutilidad, ineficacia y la patética actuación de sus miembros al dictado del grupo político que los ha propuesto.
Día a día consiguen superarse. Este desastre no se merece más comentarios que la necesidad de una refundación radical que consiga dotarle de la eficacia necesaria. Para evitar sus vicios actuales (politización y corporativismo) quizás sería interesante que lo integraran personas realmente independientes, ajenas al mundo judicial y político. No es imprescindible ser jurista, sino buen gestor. Ocurre como para ser ministro de Sanidad que no es necesario ser médico. Sinceramente no tengo ninguna sugerencia sobre el sistema de elección.

La Justicia debe ser ciega pero no tonta.

LA LEY


La sociedad civilizada tiene que defenderse de los miembros que incumplen las normas en que se basa nuestra convivencia, para lo cual no tiene más remedio que establecer una serie de castigos, primero con función preventiva para desanimar al individuo tentado de saltarse las reglas, segundo para aplicarle un castigo adecuado, consiguiendo su arrepentimiento y ayudarle a rehabilitarse si es posible, que no siempre lo es. También como publicidad para que otros posibles delincuentes se lo piensen dos veces antes de actuar en la ilegalidad.

La Sociedad emplea un doble mecanismo de defensa: castigar al delincuente para desanimar esa conducta y apartarlo de la sociedad manteniéndole preso en una cárcel para que no vuelva a cometer otro delito. Con independencia de la abundante doctrina académica respecto a la aplicación de penas, unas corrientes son más vengativas, otras más humanistas, no debemos perder de vista su objetivo: defender a la sociedad de los delincuentes.

Reincidentes y multireincidentes: «tolerancia cero»
«La población penitenciaria se nutre continuamente de las mismas personas que, una y otra vez, salen y vuelven a entrar en prisión» (Julián Carlos Ríos y Pedro Cabrera)
En 2003 de 120.000 presos condenados, unos 25.000 eran reincidentes.
Se admite que la tasa de reincidencia al salir de la cárcel alcanza el 61% (Eulalia Sole en La Vanguardia)
Nuestro Código Penal se modifica con frecuencia pero las condenas de cárcel o más modernamente de otras medidas alternativas, no parecen asustar demasiado ya que tenemos cada vez más delincuentes y lo que es más preocupante más delincuentes reincidentes. La existencia de multireincidentes es una señal inequívoca del fracaso de los castigos impuestos.

Es realmente complejo establecer la pena mínima y máxima que debe corresponderle a cada delito pero lo que si parece más fácil es establecer un agravamiento suficientemente importante para que los reincidentes no acaben siendo multireincidentes. Por ejemplo, si nuestro violador condenado a 10 años de cárcel cuando recupera la libertad vuelve a cometer otra violación, la pena no debe ser nuevamente de 10 años de cárcel, sino su reclusión prácticamente a perpetuidad ya que parece bastante probable que si ha violado dos veces, lo hará en todas las ocasiones futuras que se le presenten. Lo mismo debería ocurrir con el resto de delitos sean graves o no. Esta legislación, a priori, puede parecer un endurecimiento injustificado de las penas pero parece bastantemente más eficaz que la legislación actual bastante benévola con nuestros frecuentes delincuentes reincidentes. En el Fútbol ya está inventado, a la segunda falta la tarjeta ya no es amarilla sino roja que implica la expulsión del partido.

Edad penal
Otro problema actual es la constante disminución de la edad de los delincuentes. Nuestra legislación lleva años cambiando la edad mínima para que una persona sea considerada responsable penalmente, mientras la estadística de delitos, en ocasiones de máxima gravedad, va en aumento lo cual parece indicar que esta legislación no es adecuada en la práctica por muy buenos fundamentos teóricos que tenga. Por ejemplo si un chaval de 16 años sabe que si un día comete una violación no será sancionado ya que es menor de edad, la función inhibidora de la legislación no está cumpliendo su finalidad. Si finalmente acaba cometiendo la violación, la condena prevista es tan ridícula que hiere la sensibilidad de cualquier victima potencial, no ya de la victima realmente violada que arrastrará el trauma probablemente durante toda su vida.

Actualmente, los menores de 14 años son irresponsables penalmente de los delitos que cometan, por graves que sean. Sus padres o tutores tampoco son responsables. De 14 a 18 años se les aplica una legislación con penas descafeinadas que nunca implican el ingreso en la cárcel sino en unos centros especiales, por un máximo de 5 años. En 2005, fueron detenidos en España 69 menores de 18 años acusados de un delito de homicidio.

Pena máxima
Históricamente la pena máxima prevista era la pena de muerte. Nuestro avance ético nos hace repugnar de tal pena y afortunadamente en España ya es agua pasada. La pena máxima de cárcel que establece nuestro Código penal es de 30 años. Por ejemplo, un terrorista de 25 años que ha asesinado a varias personas saldrá libre a los 55 años. Nuestros reparos éticos no deberían obstaculizar que se le imponga una pena mayor de 30 años para que se reincorpore a la sociedad no como terrorista prejubilado, sino como terrorista jubilado.

Reducción de penas
La reducción de penas que establece nuestra legislación a mí me deja totalmente perplejo. Un ejemplo de 2002: Ciudadano condenado por treinta delitos a penas que suman 39 años de cárcel por arrollar a 30 personas (5 resultaron con graves heridas y el resto leves) en una calle peatonal tras una discusión, huyendo del lugar. No estará en la cárcel más de 7 años y 6 meses ya que el Código penal establece que el tiempo máximo de prisión no puede superar al triple de la mayor de las condenas. ¿Entonces cuesta lo mismo atropellar a una persona que a 10 ó a 20 de una tacada o hacerlo una a una cada fin de semana?

Medidas penales alternativas a la prisión
En los últimos años están demostrando cierta eficacia otros castigos, diferentes al ingreso en la cárcel, especialmente adecuados para los delitos más leves cometidos por delincuentes que no sean reincidentes. Además, eliminan la sensación de impunidad ya que nuestras leyes consideran que para las sentencias inferiores a dos años si no hay antecedentes no se ingresa en prisión.
Hay varias medidas alternativas: multas, cursillos, trabajos en beneficio de la comunidad o tratamientos de deshabituación, en caso de toxicomanías.

Delitos relacionados con el tráfico de drogas
En 2006 ha habido un importante incremento de las actas por posesión y consumo de drogas ilegales, que se une a las grandes operaciones desarrolladas contra el narcotráfico. Durante el año pasado, la Policía y la Guardia Civil practicaron 233.605 actas de este tipo, 40.304 más que en 2005. Entre el 70 y el 80% de los internos de nuestras cárceles han delinquido por culpa de las drogas, según el Sindic de Greuges de Cataluña.
La acción de todas las policías del mundo únicamente consiguió incautar el 42% de la cosecha de cocaína en 2006 (Informe Mundial de drogas 2007 de la ONU. Citado en La Vanguardia)
El 60% de los delitos cometidos guardó relación con la droga en 2001. Además, cuando un delincuente comete un delito bajo los efectos del consumo de drogas tiene derecho a la reducción de los años de cárcel que le puedan corresponder. Lo que los juristas llaman un eximente por tener la claridad mental afectada. El sentido común nos dice que el consumo de drogas tendría que ser o un agravante o indiferente. El resultado es que los drogadictos nos machacan con sus delitos y nosotros les perdonamos parte del castigo. Así nos va. Tendríamos que protestar pero no lo hacemos.

¿Qué pasaría si las drogas se vendieran igual que el alcohol y el tabaco? El efecto sobre la inseguridad sería tremendo. Todos sabemos que un gran número de delincuentes atracan para pagarse sus dosis de droga.
Si además nuestros policías se liberan de perseguir el comercio de drogas y se pueden dedicar al resto de delincuencia, el aumento de nuestra Seguridad puede ser espectacular. Más que con cualquier otra medida.

¿Por qué están prohibidas las drogas? Evidentemente producen efectos indeseables en la salud y bajo sus efectos se pueden cometer muchas barbaridades.
Casi todas las cosas utilizadas incorrectamente también lo pueden hacer: un cuchillo de cocina (el arma de muchos crímenes), un coche (cientos de muertos y heridos), una medicina (efectos secundarios, suicidios), el alcohol (alcoholismo), el tabaco (cáncer para fumadores activos y pasivos), un avión (terrorismo reciente), … y lógicamente no las prohibimos sino que intentamos educar al personal para que haga un uso correcto y responsable. Además, le advertimos de que en caso de no hacerlo, deberá asumir la responsabilidad que le toque.
El vino y los licores ya los prohibieron los americanos hace años y así les fue.
Insisto a pesar de todo esto ¿por qué siguen prohibidas? Recomiendo al respecto la lectura de la Historia General de las Drogas de Antonio Escotado, editorial Espasa-Calpe, S.A (
http://www.escohotado.org/) en la que queda de manifiesto que el motivo original de prohibir las drogas, más que sanitario, fue moral. De moralidad cristiana concretamente. Conocer la Historia siempre es muy clarificador para entender el mundo actual.

Con independencia de la legislación internacional que España se ha comprometido a respetar, creo que merecería un debate valiente considerar una tolerancia local, prudente y paulatina de las drogas a pesar de los intereses, no todos honestos, que hay en contra.

¿Alguien se acuerda de las víctimas?
Es curioso, por no decir otro palabro, que nuestro sistema penal y sus estudiosos tengan gran preocupación y comprensión por el delincuente y dejen en el mayor de los olvidos y abandonos a la víctima. La mayoría de los delincuentes carecen de patrimonio por lo que las indemnizaciones no se llegan a cobrar. Las victimas de delitos de terrorismo han tenido más atención hasta la fecha y cuentan con diversas asociaciones. Para el resto de víctimas ha surgido la asociación SOS Víctimas (
http://www.sosvictimas.org/)


Los tiempos pasados sí fueron mejores
La delincuencia debe ser reprimida por la Sociedad con eficacia, no solo por el daño que ha causado a la victima directa que probablemente quedará traumatizada de por vida sino también por el daño que hace a la convivencia obligándonos a modificar nuestros hábitos y volviéndonos desconfiados.
Si recordamos la tranquilidad con la que se podía pasear hace años por nuestros campos o calles por solitarias que estuvieran con los riesgos que tenemos hoy día,
Si recordamos que con cerrar nuestra sencilla puerta de golpe podíamos estar tranquilos y no como ahora que tenemos que cerrar con varias vueltas de llave nuestra puerta blindada y a aun así estaremos más tranquilos si ponemos una alarma.
Si en ocasiones cuando se nos acerca alguien por la calle nos ponemos en posición defensiva por temor a que venga con malas intenciones a pesar de que finalmente solo quiera preguntarnos por una dirección.
Nos daremos cuenta de que estamos perdiendo mucha calidad de vida sin tener que recordar los tiempos de nuestros abuelos en que las casas apenas se cerraban.
Uno de los aspectos más dramáticos de la situación presente es que ha creado la Sociedad de la desconfianza. Por eso, las conductas que fomentan esta desconfianza en el prójimo tienen una gravedad añadida.

viernes, 4 de mayo de 2007

NUESTRA QUERIDA POLICÍA


El sistema de seguridad pública, entendido como un sistema integral, debe garantizar el derecho de los ciudadanos a una prestación homogénea de los servicios de seguridad en cualquier parte de Cataluña”
“El sistema de seguridad de Cataluña se inspira en los principios de prevención de los riesgos y las amenazas, de adecuación de los servicios de seguridad a la demanda social, de proximidad a los ciudadanos . . .
(Ley 4/2003 de ordenación del sistema público de seguridad de Cataluña)

Nuestro modelo policial: Tenemos muchas Policías pero pocos policías.
Tenemos muchas Policías: Policía Nacional, Guardia Civil, Policías Autonómicas, Policías Municipales y hasta Policías Portuarias.
Tenemos pocos policías: ver policías patrullando a pie por nuestras calles y pueblos empieza a ser un recuerdo de tiempos pasados.

En Barcelona la plantilla de la Guardia Urbana está congelada desde hace años, en unos 2.300 guardias, con nuevos ingresos que solo compensan las jubilaciones por lo que los partidos de la Oposición solicitan aumentos importantes ya que consideran que falta policía. Según el Ayuntamiento, si se aumentara la plantilla los nuevos guardias estarían ociosos.
Como ya estamos en periodo de elecciones municipales los candidatos no se cortan lanzando promesas. Ejemplo: A. Ruiz-Gallardón promete aumentar la plantilla de la policía municipal de Madrid en 1.500 nuevos agentes para llegar a la cifra total de 8.500, aumentando la Policía de Barrio y conseguir disminuir un 10% la delincuencia. Paralelamente aumentará la atención a las víctimas.

Según la propia Policía su eficacia en el esclarecimiento de los delitos ronda el 30% .
¿Qué necesita la policía para ser eficaz en su misión de prevenir el delito o de poner a disposición del juez al delincuente? Pues varias cosas.
Lo primero formación y medios materiales.
Lo segundo una buena organización y coordinación. La democracia se estrenó con dos policías estatales, una rural (la Guardia Civil) y otra urbana (la Policía Nacional) y una policía municipal centrada en la aplicación de las Ordenanzas municipales y considerada auxiliar de las otras Policías, sin apenas poder actuar en temas de delincuencia. Incluso no llevaban armas.

La aspiración natural de los Ayuntamientos grandes, al igual que de las Comunidades Autónomas, ha sido ampliar sus competencias y así se ha llegado a la situación actual en que las policías municipales, ya armadas, actúan casi como una policía más frente a la delincuencia y al desorden público con el consiguiente abandono de sus funciones tradicionales. En algunos casos se ha contratado a personal con menor formación y coste para hacerlas (caso de los vigilantes del tráfico en Madrid)

La realidad es que cada país tiene un modelo policial diferente y en el fondo esto no es lo más decisivo para conseguir ser eficaces. Teóricamente el que haya más o menos cuerpos policiales no debería influir en su eficacia pero la práctica diaria nos demuestra tozudamente el aumento de las dificultades de coordinación al aumentar el número de organismos policiales, por lo que parece razonable que se reduzca su número. En este sentido hace tiempo que parece imprescindible unificar la Policía Nacional y la Guardia Civil. Justificar la doble existencia porque fomenta la competencia y por tanto mejora los resultados tiene efectos indeseables, como algunos antiinflamatorios, ya que la competencia policial no es como la empresarial y acaba implicando ocultarse información y trabajar pendientes de obtener publicidad por acciones espectaculares que en ocasiones acaban en nada, por decisión judicial.

Respecto a las funciones de la Policía Municipal, a sabiendas de ganarme la antipatía de sus miembros, debo defender que dignificándoles en todo lo necesario, vuelvan a sus funciones tradicionales. Funciones que son esenciales para mantener un buen clima de convivencia. Al policía local que desee investigar delitos, evidentemente siempre le quedará la vía de cambiar de cuerpo policial.

Policía de barrio
Por último y quizás más importante para que la Policía consiga un efecto preventivo y aumente su eficacia global es que tenga presencia en las calles de nuestras ciudades y pueblos.
La realidad es que cada vez se observa menos policía en la calle y cuando se les ve, pasan rápido en su coche patrulla. Hay algunas excepciones. Por ejemplo cuando se produce un evento internacional que aparecen a miles (como la pasada reunión de la OTAN en Sevilla reunió a 4.600 policías y guardias civiles)

Hace años había policías que rondaban a pie manteniendo una proximidad y contacto con la población que generaba sensación de seguridad y confianza. Hoy en día ha desaparecido por completo. Hay tal escasez que los delitos menores no se investigan, las investigaciones se alargan y cuando son requeridos el tiempo de llegada se alarga excesivamente.
Un ejemplo de la escasez de policías: Declara una victima de un robo silencioso en su casa de un barrio de Sant Cugat que en los 5 años que lleva viviendo allí no ha visto nunca patrullar a la policía.

¿Cómo justifica el Ayuntamiento de Sitges la petición de videovigilancia para varias urbanizaciones? Simplemente porque a causa de la dispersión de urbanizaciones no dispone de efectivos policiales suficientes. La respuesta no se sostiene ya que la autorización de las urbanizaciones la dio el mismo Ayuntamiento, ganando buen dinero con las licencias de obras. Menos se sostiene que se confunda a los vecinos ofreciéndoles una Seguridad de saldo en lugar de una eficaz presencia de la policía correspondiente. Es como si nuestras autoridades educativas ante la falta de maestros colocaran ordenadores en las clases para que los estudiantes aprendan con ellos como si se tratara de un curso a distancia.

Lamentablemente, nuestros ayuntamientos adaptándose cada vez al modelo económico que rige en el mundo empresarial, han descubierto que gracias a la tecnología pueden reducir de forma importante la plantilla de policías ya que legalmente no pueden subcontratar este servicio como hacen con los que implican más personal (limpieza, mantenimiento, jardines, etc.) Así, el Ayuntamiento de Barcelona ha llegado a contratar a una empresa para que atienda y filtre las llamadas al 092 pues se había llegado al extremo de llamar a este número de emergencias sin que nadie contestara, por falta de personal.

Lo peor es que esta tendencia promete ir a más. No nos extrañe que en un futuro no muy lejano, la Seguridad sea un lujo al alcance únicamente del que pueda pagarla. Los ricos viajarán con guardaespaldas y vivirán en Urbanizaciones-Fortaleza.